lunes, 3 de octubre de 2011

El pequeño complejo

"Culo veo, culo quiero", "ni contigo, ni sin ti", dos frases hechas que describen bastante bien lo que yo denomino como "el pequeño complejo", que no es, ni más ni menos, que el complejo de "perro del hortelano" que todos, en mayor o menos medida, pero todos, padecemos. Y es que siempre empieza igual: le echamos el ojo a algo que parece estar fuera de nuestro alcance, y si encima vemos que otro está más cerca de conseguirlo, o simplemente, que se nos escapa irremediablemente de las manos... ¡¡¡MEJOR!!! Porque sí, somos unos masoquistas y nos gusta complicarnos y sufrir. Cuanto más inaccesible parezca, más nos atrae. En ese momento, cuando ya se ha elegido el objetivo, comienza la etapa de "la lucha" en la que haremos, de hecho HACEMOS, lo que haga falta para conseguir lo que vamos buscando, incluso cosas que no creíamos propias de nosotros mismos.
Tras esto, llega la etapa final, esa tan deseada porque es en la que alcanzamos nuestra meta, y en la que empezamos a saborear nuestro logro, nuestra "victoria personal". Lástima que el ser humano sea un animal inconformista por naturaleza, lo cual hace que a los pocos días nos cansemos de lo conseguido y vayamos a buscar nuevas metas.
No quiero que se me malinterprete: es cierto que ese inconformismo es, muy posiblemente, la principal causa de nuestro éxito profesional, pero también es la principal causa de muchos de nuestros fracasos personales, y en especial, amorosos. Las personas no son puestos de trabajo, no son plazas de una oposición, ni nada material de lo que te cansas y que cuando te apetece volver a disfrutarlo está esperándote en la estantería en la que lo dejaste olvidado; las personas tienen sentimientos, algo con lo que no se debe jugar, y si alguien te importa de verdad no te arriesgas a perderle por tu inconformismo y tu inestabilidad. Si te importara de verdad, sabrías que no va a estar esperándote en un rincón a que le eches de menos y vuelvas. Para cuando te des cuenta de que le echas de menos, esa persona ya ha desaparecido completamente de tu vida, o si no ha desaparecido, ha seguido adelante sin ti, una situación que muchas veces da lugar de nuevo al "culo veo, culo quiero", "ni contigo, ni sin ti" y nos transforma, otra vez, en el perro que ni come, ni deja comer.



Tus besos me supieron a poco, pero yo ya he seguido. Buena suerte en tu camino, que yo el mío seguiré.