sábado, 16 de junio de 2012

Maldición hormonal.

Ya no sé si soy yo, tú, o es todo cosa de este sofocante calor. Pero el caso es que te echo de menos, no a ti, pero, no sé. Supongo que quiero decir, que extraño esa sensación que me causabas, la presión que ejercías sobre mí al estrecharme entre tus brazos, al acercarme a tu cuerpo como si nunca me fueras a soltar. El tembleque de mis piernas, que perdían la fuerza al notar como se acompasaban nuestras respiraciones. Y aquí estamos otra vez, mis pensamientos y yo, junto con tu incansable intento de marear la perdiz. Y aunque sé que no quiero nada más, no puedo evitar echarte de menos en cierta manera.